Como en las películas

 
 

Como en las películas que suceden escenas de amor y desamor, tú duermes en el sofá y yo en la cama. Es casi un cuadro cinematográ­fico porque ocurrió sin aspavientos, como si lo nuestro no doliera y estuviera del otro lado de la pantalla. Tan sencillo como tomar la almohada, una cobija y tumbarte al sillón.

Si no lo hubieras hecho tú, lo habría hecho yo. Porque lo que es obvio, lo dicen nuestros intereses distintos, lo poco que hablamos, la menor frecuencia con que hacemos el amor, es que ya ni siquiera podemos compartir la cama.

Esta noche avisa el final y como en las películas también, cuando acaban, los actores regresan a la vida de la cual salieron y se sumergen en las sábanas frías de su propia cama.

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