Ella, tan amada de Melania G. Mazzucco

No sé a quién admiro más, si a la autora o a la personaja. Qué bárbaras las dos. Qué intensidad, qué compromiso con sus vidas. ¿Cómo conocer a alguien que ha sido referido por los personajes más icónicos de su tiempo, pero de quien se sabe poco? Esa es la pregunta que para hablar de Annemarie Schwarzenbach, nos responde Melania Mezzuco, cuyo proceso de investigación la lleva a aprender la lengua original de la biografiada, leer los cuadernos y las notas de su obra que pasó casi desapercibida en su momento, revisar más de diez mil fotos así como los documentos donde es citada por el escritor Tomas Mann, la escritora poeta Carson Mcullers, la fotógrafa Marianne Breslauer, entre otros. El trabajo de investigación y escritura de Melania es tan estricto y poderoso que una vez que escribe una biografía la deshecha para dar rienda suelta a la escritura de una novela biográfica rica en escenas de las que casi somos testigos y otras donde se escucha la voz de la autora repensando qué escribir. AnneMarie es poliamorosa, adicta a la morfina, colmada de enorme soledad y talento; con ese cargamento atraviesa los años de la guerra mundial y viaja por todo el mundo en busca de algo que ella misma no puede asir. Su muerte es tan tonta, a causa de un accidente de bicicleta, que la novela empieza ahí, en un fabuloso primer capítulo, casi al final de su vida, con los personajes más importantes en su vida: la madre, el marido y el mejor amigo. Rico en contexto histórico, recursos narrativos, personaje principal, es un libro extraordinario.

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