44. Leer la insulina

 
 

Leer la insulina

Desde hace muchos años padezco insomnio. Mi calidad de sueño va de regular a pésima, según la época. Es rara la noche que duermo de corrido, como vi que sucedió a mi abuelo y también sucede a mi padre. Si ellos lo sobrevivieron, yo también, me dije mucho tiempo; pero la verdad es que normalicé algo no debiera serlo e inicié una larga batalla contra no dormir. He aprendido a usar la vigilia nocturna para descansar con posturas, meditaciones y frecuencias cerebrales. He intentado casi todos los métodos existentes para combatirlo: desde cierto tipo de respiración hasta fármacos. He consultado neurólogos, hipnotistas y chamanes. Me he movido por los terrenos de lo biológico, lo psicológico, lo emocional y lo metafísico. Mi anhelo es que la noche sea un bloque ininterrumpido, que abra los ojos después de ocho horas de descanso profundo. Ahora estoy averiguando mi salud metabólica con base en el índice glucémico y mi temperatura corporal a ver si por ahí hay una pista y posible respuesta a mi mal. La hipótesis es que altos niveles de glucosa en sangre y mal control de azúcar están relacionados con mala calidad del sueño.

Para iniciarme en tal averiguación tengo que aprender otra forma de lectura, la de los niveles de insulina, que pensé que era solo para diabéticos y que se hacía pinchándose el dedo. Todo mal.  Los niveles de insulina no solo afectan el nivel de glucosa en sangre y la posible diabetes, sino la salud de todo el organismo. Hoy se sabe que la depresión, el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y los ciclos de sueño, entre muchos otros procesos, están directamente relacionados con el consumo de carbohidratos y su rápida o lenta absorción. El índice glucémico de los alimentos, la rapidez con que un alimento aumenta la glucosa en sangre, se considera como bajo si es menor o igual a 55, moderado si tiene entre 56 y 69 y alto arriba de 70, aunque no hay que confundir el índice glucémico con la carga glucémica que es el índice glucémico multiplicado por número de carbohidratos entre 100 y ahí es donde la puerca empieza a torcer el rabo. Porque tampoco es lo mismo la glucosa que glucagón, ni es lo mismo pico de insulina que pico de glucosa. Dios mío.

De cualquier manera, hago mi tarea durante 30 días como lo indicó el doctor. IG cuando me despierto en la madrugada y al levantarme, horas de sueño, temperatura, presión arterial y oxigenación al despertar. IG antes y después del ejercicio, antes y después de comer, desayunar y cenar. IG antes de dormir. Son 10 lecturas que gracias a la nueva tecnología no corresponden a un pinchazo de dedo y una gota de sangre en una tira. Traigo instalado en el brazo un monitor de glucosa que lee el celular. Una maravilla de la modernidad para generar una tabla de datos y números que yo espero, de veras, que el médico pueda leer e interpretar para finalmente poder dormir.

Edmée Pardo para Opinión51

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