Imán

 
 

La cama posee una fuerza que no obedece a la física ni a la química sino a leyes informulables. No hay todavía una ecuación que conjugue la energía sexual con la pereza, los sueños y las sábanas, el tiempo que ahí no transcurre y el reloj. No existe objeto, tampoco, que se resista a tocar la cama, a posarse sobre ella siquiera un instante: ropa, maleta, platos, libros, discos, teléfono, anteojos, inventan una ruta que hace parada en el colchón. El porqué la cama funciona como imán, todavía ningún científico lo ha podido explicar.

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