Té madrugada 189

 
 
 

Hay madres que buscan a sus hijos desaparecidos, lloran mientras arañan la tierra en busca de sus cuerpos. No hay nada, salvo las sombras del mal que arrastra sonriente su impunidad durante el día, la noche y la madrugada. El silencio es cómplice de esa mancha negra, como un té fuerte y amargo, que se extiende por el mundo sangrando a sus habitantes.

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