Té madrugada 131

 
 
 

Estrené compañera de cuarto en otro viaje. Escuché su silencio, su no dormir, sus movimientos cuidadosos para no despertarme. No expliqué que yo estaba igual porque sé que son el mutismo y la oscuridad lo que descansa, que el lenguaje hablado es lo que diferencia la noche del día, que si te mantienes inmóvil puede ser que llegue la inconsciencia. Miré su cama cubierta con un pabellón. Había belleza. Quise ver algo mío que ella me ofrecí.

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