Té madrugada 30

 
 
 

Quise recibir el primer rayo de sol con la cara lavada y el libro de plegarias en las manos. Quise hacerlo sentada en la silla de la sala, desde donde se ven el cielo de la ciudad y los colibríes que llegan a beber. En voz alta di gracias por cuarenta y siete milagros presentes en mi vida, empezando por  la salud, la conciencia, los amados y la oportunidad de ser útil a otros. En voz alta leí la lista de los cuarenta y siete deseos que dan rumbo a los 47 años que recién cumplo: quiero mucho y más para compartir. Bebí té de la planta de hierbabuena que crece en la cocina. Suceden y sucederán muchas otras cosas alrededor de este día, pero la más importante es la gratitud que bebo entre mis manos.

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