La casa de los tres perros de Agustín Cadena

Esta novela es tan bonita. Podría ser tenebrosa y macabra, ya que la mitad de los personajes son fantasmas y cohabitan con los vivos en una vecindad vieja y, según dicen, maldita. Pero no: los muertos, en su cruce al otro plano, tienen una calidez inusitada. Cierro el libro y lo abrazo durante un rato: una edición impresa y dedicada por el autor; una experiencia cada vez más lejana, porque actualmente leo más en electrónico que en impreso. Los fantasmas son tres niños de épocas, edades y problemáticas distintas, que decidieron ponerse a salvo donde ya nadie ni nada pudiera lastimarlos, y que se ponen en contacto con los vivos a través de un espejo. Los vivos, tres niños también, tienen sus propios retos: el posible abandono del inmueble, la mudanza y las separaciones que esta conlleva. Quiero decir que es una novela llena de emociones, pero no, está llena de situaciones y reflexiones que avivan sentimientos en el lector hasta casi las lágrimas.

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