10. Leer en bibliotecas virtuales

 
 

¿Hace cuánto que no vas a una biblioteca? ¿conoces las bibliotecas virtuales? Leamos con los ojos o con los oídos, presencial o a distancia, estamos desarrollando nuevas maneras de generar, recibir e intercambiar información. Es cierto que nunca más fácil conseguir material, pero también nunca más fácil perdernos en la red de comunicación superficial y falsa. Frente a esto, las bibliotecas virtuales y la promoción de la lectura son fundamentales para desarrollar lo que hoy se conoce como alfabetización informativa: destrezas tecnológicas para ser eficientes en localizar, evaluar, usar y compartir con responsabilidad las fuentes de consulta.

Empecemos por entender que las bibliotecas tradicionales son espacios y procesos. Espacios de acopio y cuidado de información, generalmente en la forma de libro, y procesos de ordenamiento, consulta y transmisión de conocimiento. En el caso de las bibliotecas virtuales sin límites de geografía ni disponibilidad, accesibles mediante Internet, sin colección impresa ni edificio, creadas a partir de archivos electrónicos, se deben diseñar otros procesos de consulta y de guía para acompañar a los lectores.

A simple vista pareciera inútil la necesidad de una biblioteca digital cuando basta con teclear un título para que aparezcan tiendas, centros de estudio, archivos pirata, ensayos, blogs, reseñas, páginas web, así como troles y arañas que aparentemente ofrecen lo que buscamos. Pero justamente ese es el primer reto: encontrar información que sea útil, confiable y de calidad; el tiempo a perder en navegación sin ruta es de una enorme tristeza. Por eso nada mejor que ir directo a una biblioteca para encontrar lo que necesito. En una biblioteca virtual encuentro archivos que no están dañados y que protegen mis dispositivos de lectura, registros que respetan la fuente primaria y documentos verdaderos ya filtrados en contenido y calidad que me permiten encontrar lo mejor al respecto. Todo eso es hallable gracias al internet, sí, pero el contenido lo hacen las bibliotecas. En mi caso, las preferidas son La biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y la Biblioteca Vasconcelos Digital. Para leer un  e-book mis opciones son comprar el libro en formato de libro electrónico, a la vieja usanza de tener mi libro en mi librero, bajar un libro en alguna de las plataformas que por una módica mensualidad permite accesar a miles de títulos electrónicos y audiolibros, como Bookmate, Kindel unlimited o Storytel  que son las “Netflix de los libros”.

Todos estos centros de acopio de material validado tienen, también, como objetivo la promoción. Sabemos que leer nos construye como individuos y como miembros de una sociedad y ahí es donde entra la importancia de los mediadores de lectura.  Los formatos para ello incluyen foros de discusión, plataformas especializadas como Good reads, blogs, booktubers y círculos de lectura en vivo y tiempo real por Zoom o Facebook, donde vamos pensando juntos, creando comunidad y leyendo como experiencia central de la vida.

Mientras más amplios sean los formatos y formas de lectura, más ampliamos la experiencia que nos humaniza por excelencia, la de encontrar las palabras para nombrarnos.

Edmée Pardo para Opinión51

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