42. Leer la ofensiva

 
 

Leer la ofensiva

Mientras yo veía el último atardecer del año maravillada con el disco que incendiaba el horizonte marino, mi nuevo sobrino, pareja de mi sobrina de siempre, estaba concentrado en la transmisión del futbol americano. El primero de enero, que yo llamo el día semilla del año y hago un poco de todo lo que quiero que suceda en el ciclo que empieza, él tenía su atención completa en las semifinales de los playoffs del futbol universitario cuyos ganadores pasarían a la final del título nacional del futbol americano colegial. Son los famosos Rose y Sugar bowl, Orange y Cotton bowl; Fiesta y Peach bowl, dependiendo del año en turno. Mientras yo escribía, hacía pan de maíz, guisaba pescado en salsas negras con frijoles y ofrecía flores al mar, escuchaba pequeños gritos emocionantes y celebratorios por parte suya.

¿Qué es lo que tanto te gusta del americano?, pregunté al día siguiente. Es un ajedrez en movimiento, con múltiples tiradas simultáneas y con más de un cerebro que las interpreta; es emoción y estrategia, es habilidad física y entendimiento de jugadas, es saber leer la ofensiva y reaccionar en el momento. Sus ojos brillaban y la velocidad de sus palabras iban en aumento conforme hablaba. Entré en shock. El juego de futbol americano se lee y apenas el primero de enero del 2024 me fui enterando. Otro tipo de lectura en la que soy absolutamente analfabeta. No tengo vocabulario ni contexto. No tengo referencias ni necesidad. ¿Cómo que se lee?, pregunto incrédula.

Me cuenta la historia de Tony Romo un ex quarterback de los vaqueros de Dallas, de ascendencia mexicana. Antes de continuar esta relatoría quiero decir que esta es la primera vez en mi vida que escribo esa palabra: yo siempre había escuchado korebak y apenas ahora me entero de su grafía y de que designa al coordinador de la ejecución de las jugadas de acuerdo con el movimiento de los jugadores y sus posibilidades. Ese Tony se fue consolidando como gran lector de defensivas más como comentarista que como jugador. En el campo, por la velocidad y la improvisación, no tuvo el éxito ni el sueldazo que obtuvo como cronista. Mi nuevo sobrino ofrece cifras y estadísticas, una jerga que he escuchado que manejan los aficionados al deporte y que hasta hace poco no me significaba nada.

Indago en el internet. “To read the offence is a great skill to learn” Leer la ofensiva es una gran habilidad a aprender para entender mejor el juego y especialmente si eres un jugador en defensa. Paseo los ojos por el texto, leo palabra por palabra, voy lentamente renglón por renglón: reconozco vocablos como alas, tacles, corredor, intercepción, alineación, brecha, pero no comprendo.

Dejo el texto y voy al video a ver si se me abre la entendedera: hay repetición de lances, pizarrones, líneas con trayectorias. Regreso con el sobrino que ya no me parece tan nuevo pasados los playoffs. Él fue jugador, conoce esos textos deportivos con el cuerpo, con la experiencia del casco puesto y el balón en mano. Para leer ciertas cosas es más fácil si lo haces desde la vivencia. Por más experta que sea en lectura, entiendo que hay lenguajes que siempre me quedarán lejos.

Edmée Pardo para Opinión51

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