8. Leer las imágenes
Sabemos que leer es interpretar y que hay cuatro tipos de lenguajes: escrito, gráfico, corporal y objetual. El leyente activa la vista, el oído, el tacto y la mente para incorporar información que, en un proceso complejísimo de neuronas y prenociones, decodifica según su entender. Así: leemos la relación entre letras, números, gestos, sonidos, imágenes, seres minerales, vegetales y animales.
Todo esto para decir que las imágenes que se construyen, se publican, se leen e interpretan. A veces, las menos, producen un impacto enorme como las multicitadas fotos de Annie Leibovitz en la revista Vogue.
Para comprender una imagen hay que hacernos varias preguntas según los especialistas: qué muestra, cómo lo muestra, qué intención tiene quien dispara el obturador y qué significan esos tres elementos en conjunto. El gran error es saltar a la construcción del significado sin habernos detenido en los elementos anteriores. ¿Sabemos cuál es el propósito y el contexto? La rama de conocimiento que agrupa este proceso de llama semiótica; su objeto de estudio son los procesos en los fenómenos de comunicación.
Me acuerdo de una exposición de fotografía con cuadros extraños e inquietantes. Mi manera de mirar cambió cuando supe que eran imágenes tomadas y reveladas por un ciego. Desde entonces no he dejado de preguntarme sobre la debilidad visual y las imágenes que se construyen con el ojo de la mente.
El título del artículo Retrato de la valentía: Olena Zelenska la primera dama de Ucrania es la puerta de entrada para mirar las fotografías. Lo segundo es leer los pies de foto que acompañan cada imagen. Muchos de los comentarios van en torno a la falta de retratos de soldaderas. En la imagen donde la primera dama porta un largo vestido azul, tiene como compañeras a tres soldaderas. Lo que yo leo en esa imagen compuesta es cuatro maneras en que las mujeres ucranianas viven la güerra: de modo frontal, anónimo, en el campo de batalla y en primer plano; desde los espacios de la élite de poder y con la vista en quienes están en primera fila, en segundo plano; con luchadoras que miran y se dirigen hacia distintos lados, en tercer plano; en un contexto de destrucción que no impide que la fuerza de las mujeres, su valentía, las mantenga de pie, en cuarto plano.
Claramente esto puede ser leído desde otros ángulos, lo que dota de vida y potencia a la imagen. Qué maravilla crear un espacio de reflexión, discusión y diálogo. Celebro la mirada crítica, la lectura múltiple y el acercamiento plural después de un análisis de imagen, no a bote pronto, fácil, sin proceso, solo por sumarse al cotilleo del momento.
Las peores imágenes son las que no se toman, no se construyen y no se publican. Nos hace intangibles. Nos convierte en seres amorfos que vagan en el espacio. Hay tantísimas mujeres mexicanas que requieren y merecen ser visibilizadas, en presencia o ausencia, aunque sea en Vogue junto a un vestido de diseñador.
Edmée Pardo para Opinión51