Leer cuento y novela

De niña no me gustaba leer. Lo digo de una vez y sin más vueltas. No crecí rodeada de grandes obras artísticas ni de amantes de la literatura, afortunadamente ninguna enfermedad me confinó a la cama ni al consuelo de los libros, y las clases de español y literatura -un poco el programa oficial, un poco los profesores- funcionaron como antídoto.

Guía para leer narrativa y dejar que los libros nos hagan felices. Paidós, México, 2004

Así comienza Edmée Pardo a contarnos cómo un día se acercó a la literatura. En este libro nos muestran, también, las muchas relaciones posibles entre la gente y la lectura, las diferentes cosas que a uno le pasan cuando lee. Edmée Pardo, además de enseñar cómo establecer un diálogo con las obras, nos insta a entregarnos plenamente a los placeres que encierra una novela, un cuento. Consciente de que elegir el libro equivocado es una de las principales causas de la escasez de lectores, indica cómo cada quien puede empezar a construir su propia biblioteca a partir de su experiencia personal y sus condiciones particulares de vida.

Este libro se escribió dentro de mí, de modo oculto, durante siete años de coordinar talleres de lectura comentada sin saber yo que tendría esa forma y ese destino; se redactó en seis meses a petición de un editor.

Rodolfo Castro, cuenta cuentos y narrador, impartió un taller en Amati y comentó sobre Laura Lecuona, editora de Paidós México, y el trabajo que hace. Ella buscaba para la colección Croma un libro dirigido a los círculos de lectura independientes, como posible reflexión y punto de partida. Yo contaba con la experiencia para hacerlo pero no tenía el texto. Rodolfo nos puso en contacto en un feliz hallazgo de complicidad y trabajo.

Hice una propuesta para el volumen, la discutimos juntas. Escribí la primera versión en 6 meses, se llamó Guía para leer narrativa y dejar que los libros nos hagan felices. La comentamos, hice arreglos, añadidos pertinentes, y apareció un libro de larga gestación y pronto parto, cuyo título quedó de subtítulo y salió con un nombré más práctico y efectivo.


Lo que dicen los expertos

Edmée Pardo y su útil guía de lectores

Artículo de Humberto Musacchio publicado en Reforma el 1° de noviembre de 2004

En la colección Croma de Editorial Paidós, apareció Leer cuento y novela (2004), libro en el que Edmée Pardo, su autora, prolonga su ya largo esfuerzo a favor de la lectura, lo que ha hecho en radio y medios impresos. Es una obra sencilla, inteligente y amorosa que constituye una útil guía para quienes desean establecer el mudo diálogo con los autores y, mejor aún, es un volumen con interesantes sugerencias para quienes se echan a cuestas la no fácil tarea de coordinar un grupo de lectura. Edmée, amante pública de las letras, le puso a su obra un elocuente subtitulo: -Guía para leer narrativa y dejar que los libros nos hagan felices”, o infelices, si atendemos a la triste recomendación presidencial hecha a unos campesinos queretanos. Leer es recrear, es inventar e inventarnos, es hacer nuestro el mundo para acomodarnos en él. Es todo eso y muchas cosas más y por eso las buenas campañas de lectura pueden rendir grandes beneficios. Pero se trata, sobre todo, de abrir los libros por mero gusto, por curiosidad, porque se nos pega la gana, eso es lo que, de mejor manera, recomienda la autora, mujer que conoce la magia de las palabras.


Artículo de Rossi Blengio publicado en El Financiero el 3 de noviembre de 2004

Leer cuento y novela, de Edmée Pardo (Paidós), es una guía para aprender a leer y a continuar leyendo. Cuenta la autora que conoció a León Felipe casi al principio de la edad adulta, y lo que le sucedió con el poema “Escuela” es lo que busca que le ocurra con la lectura. “Eso precisamente: que me diga algo de mí, algo del mundo, algo que no sabia y algo que sea una revelación, para la cabeza y para el espíritu”, precisa.

—¿A qué público va, dirigido su libro?

—Yo digo que es un libro mayordomo porque es para el que ya lee pero que quiere leer más y no sabe qué. También considero que ayuda a vivir la experiencia de la lectura desde otro lado. Cuento cómo me hice lectora y qué es lo que leo cuando leo, ya que no sólo estoy en el asunto de la anécdota sino que hay muchas otras cosas legibles que están entre líneas o simbolizadas. Mi experiencia me dice que lo difícil de convertirse en lector es por no saber qué libro leer. Y una de las dificultades estriba en no encontrar el libro adecuado. Aquí presento una guía para el lector de 300 libros: alguno de ellos quizá sea el adecuado. Es como un amigo que te presenta con otra amigos.

—En la portada se propone como una guía para leer narrativa y dejar que los libros nos hagan felices, ¿cómo explica usted este disfrute?

—Son dos cosas. Primero, la felicidad es una decisión personal Si tú decides acercarte a la felicidad, cualquier camino es bueno: los libros; la comida, los amigos, el día, los animales, la vida. Personalmente, los libros sí me dan una dimensión de la vida que sin ellos no tendría. Y esa dimensión está relacionada con la dicha. Yo, si leo, me pasa algo fundamental, y a mucha de la gente con la que comparto mis talleres de lectura le sucede lo mismo. Eso da plenitud y dimensión a la vida y, en mí opinión, eso es la dicha. Hay que aclarar que esto sucede si es tu libro, el adecuado, si ese libro te habla a ti te va a dar algo en el camino de la dicha. Mi libro propone que cada quien haga su bibliografía personal y vaya encontrando sus propios libros, ya que no hay libros obligatorios.

—Dice usted que, más que autores, hay libros predilectos…

-Lo que sucede es que el autor es una generalidad. Entonces yo puedo querer a un autor, pero no todo lo que produce puede ser para mí. Por ejemplo, Christophe Bataille tiene un libro precioso que se llama Annamm y que adoré, pero también tiene otro que creo que se llama El relojero que no me gustó nada. Vamos, ni siquiera lo terminé. Y es el mismo autor: lo escribió más o menos en la misma época; pero lo que me dijo Annamm no me lo dijo por ninguna esquina el otro libro. Quizás me digan entonces que Bataille no es un buen autor, a lo que yo respondería que no lo sé pero que tiene un libro precioso. Lo que pasa también es que es más fácil hablar de un autor, pero es muy difícil conocer su obra completa.

—A veces leemos un libro y nos encanta por las circunstancias que estamos atravesando en ese momento. Así lo explica usted con la lectura de Territorio comanche de Pérez-Reverte. “Yo me muevo y los libros permanecen”.

—Los libros están ahí, como las personas, y un día te topas con ellos. A lo mejor en una fiesta conoces a alguien y te parece un higadazo, pero te lo vuelves a topar dos semanas después y te cae muy bien. La circunstancia del encuentro afecta el tipo de encuentro. Y puede suceder al revés: alguien primero te agrada y después ya no. Lo mismo pasa con los libros. Entonces yo me voy moviendo y los libros permanecen, pero hay una parte mía que permanece. Yo pongo un ejemplo: Inés Arredondo, quien es buenísima y cada vez me sorprende más. En cambio hay autores con los que digo: ¡ah, vaya!, ¿esto es lo que me gustó tanto en su momento? Los libros de sociología que leí cuando estudié la carrera los leí con gran pasión: eran sobre el sistema del modo producción en la comunidad de Oaxaca. Ahora me pregunto cómo fue que le puse tanto empeño. No sé por qué me apasionaban. Pero, bueno, a la mujer que era entonces 1e gustaban esos libros. A la mujer que soy ahora no le gustan.

—Sucede que un libro a buenísimo para las mayorías y, sin embargo, a determinada persona no le parece que lo sea o no le gusta, ¿qué criterios fundamentan un buen libro?

—Un libro puede ser buenísimo, pero eso no quiere decir que sea para ti. Yo creo que este cuaderno no sólo habla de los libros sino, como dice en la portada, habla de dejar que los libros nos hagan felices. Y esto habla del lector, y a mí, más que hablar de los libros, me interesa hablar del lector, de lo que le pasa cuando lee un libro. Porque puede ser un libro muy malo, pero a ti te dijo algo. Entonces lo importante es encontrar ese momento en que sucede el hallazgo entre libro y lector.

—¿Cómo influye en un lector la lectura?

—En mi caso, hay libros que me dicen algo que no sabía. Y lo que me gusta es dejarme tocar por los libros, por la gente, por las historias; esto es, dejarme afectar. Un libro que no me afecta me da igual. Entonces, eso es lo que yo busco. Generalmente, me afectan a través de su calidad literaria y de las historias que toca, y no salgo igual después de ver lo que le pasó a un personaje o lo que vivió, porque evidentemente ya su historia es parte de mi vida. Y un día, platicando en una reunión, dices: ah sí, eso ya lo sabía porque le sucedió a tal personaje. Un libro que te toca es un libro que se mete a tu sistema y ya se escribió en ti.


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