De mañana

 
 

Son pocos los amaneceres que he visto en comparación con las puestas de sol o lunas llenas. No sabría decir cuál ha sido el más bello pero podría precisar el de una mañana que pudo haber sido cualquiera. Abrí los ojos tranquila y suavemente en el momento preciso. Pude ver desde mi cama cómo salía el sol, sentí los matices de los colores, escuché el cambio de temperatura, olí el cielo de otro humor. Quizá fue un amanecer como tantos otros, pero en ese momento también algo en mí despertaba.

Anterior
Anterior

Principio y fin (a ningún lado)

Siguiente
Siguiente

Cuando