La muerte de Marat

 
 

Marat murió en su cama. Momentos antes apenas tuvo aliento para decirle: quiéreme. Fue cuando ella más profundamente lo amó y trepó el cuerpo enfermo. La herida se reabrió con el vaivén. Ella cerró los ojos, no quiso ver el líquido caliente y rojo que le llenaba los dedos, no quiso ver el rostro de Marat que de cualquier modo iba muriendo. Se bajó llorando. Le tomó la mano que empezaba a enfriarse.

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