La pecera

 
 

Para dejar la cama solo necesito mirar la pecera que está a mi lado, sobre el buró. Adentro un pez lleno de color presume su cola y aletas, deja marcada el agua con su movimiento, se pasea tranquilo, con plenitud. A veces toca con su boca la superficie, otras besa el fondo, las más anda con la certeza de que esas son sus aguas. Mientras más lo observo, más lo admiro, así que me levanto deprisa y me dirijo a una alberca a nadar.

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