Luna llena
Lo supe porque soy insomne las noches de luna llena, desde siempre, y aquella pude dormir. No la pasé acostado mirando las siluetas plateadas de las cosas, esperando el amanecer. Me metí a la cama por costumbre, cerré los ojos y dormí a pesar del plenilunio. Soñé con una enorme tela blanca movida por el aire; al final del telar aparecía la cara de una niña. Desperté sabiendo que un pez diminuto empezaba a nadar en el mar de mi mujer.