Ranas y gusanos

 
 

La infante se acerca llorando al lado de la madre. La mujer alza la cobija y recibe el cuerpecito tembloroso de su hija. La niña viene huyendo de su cama invadida por ranas y gusanos. Las dos se acurrucan en un sueño dulce a pesar de lo que recomiendan pedagogos y psiquiatras. La madre lo hace porque sabe que solo esos miedos podrá apaciguarle. En unos años la niña crecerá, enfrentará a solas su ansiedad, y la mujer dormirá entonces con otras interrupciones.

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