Ángel de la guarda
Cuando niña, papá llegaba tarde del trabajo y no lo veía de noche. Decía que aunque yo no lo viera él a mí sí, porque de madrugada pasaba a cobijarme y que si me portaba bien veía una corona sobre mi cabeza, pero que cuando hacía travesuras o decía mentiras me encontraba sola, sin ángel de la guarda que me cuidara.
Entonces no me preocupó tanto no ver a papá sino la ausencia de ángel. Así que recorté un querubín de papel y lo pegué en la pared sobre mi cama. Volví a extrañar a papá.