Historias a la hora de comer

 
 

A la hora de comer, mamá nos contaba la película que había visto la noche anterior en la televisión. El relato tenía doble interés no solo por lo maravillosamente que iba entregando la trama con todos sus detalles, sino porque justo en el momento en que anunciaban el filme oíamos su voz que recordaba la hora de dormir. Casi ni nos enterábamos de que era hígado encebollado lo que deglutíamos porque la atención estaba en cómo la familia equis huía del campamento ante la llegada de una secta o porque en ese instante la protagonista perdía la vista. Esos eran los cuentos de gran parte de los días niños, salvo las veces en que llegaban las calificaciones y los protagonistas de un historial académico la mayoría de las veces malo, con castigos en puerta, éramos nosotros, y esas historias ninguno las queríamos oír.

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