Té madrugada 2

 
 
 

Me despiertan las cicatrices blancas que aluzan el cielo. El sonido de los truenos revienta el silencio de la noche, el aire se pasea enloquecido. Es de madrugada y una tormenta se avecina. Las puertas se azotan, los vidrios tiemblan y lo único que siento es miedo. No hay manera de volver a dormir, de distraerse con un libro, de hacer como si no pasara nada. Me asomo a la ventana. El agua se deja caer en una catarata aérea. El espectáculo me aterroriza y maravilla al mismo tiempo. La naturaleza es un portento, está viva y yo la escucho, la siento. No puedo más que contemplarla. Llega la mañana con una claridad insospechada.

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