Té madrugada 197

 
 
 

Mi maestra me llamó para decirme que su marido se había aficionado al té que les traje de España. Hace mucho que no voy a España y mucho menos he traído té, pensé, pero no quise contradecirla. Haría hasta lo imposible para conseguir lo que me pedía y levarlo a su casa, a ellos, que admiro y a quienes agradezco tanto. Cuando me enseñó la lata comprendí a qué se refería. Sólo tuve que viajar a la sección de importación de una tienda departamental.

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