Té madrugada 4

 
 
 

Durante la noche me entero de cuánto nos amamos. No es una idea construida ni una reflexión de los días pasados, mucho menos un hábito. Es mi mano que busca tu cuerpo al otro lado de la cama: un gesto menor que cruza el abismo de la inconsciencia. Tu cuerpo avanza aun antes de que yo te toque. Quizá sea yo quien responde. Tu palma averigua mi cadera, el hueso saliente que cubres, y me siento protegida. El amor redime, lo sé desde siempre. Pero ahí, en ese instante preciso de la madrugada, me doy cuenta de que finalmente estamos a salvo.  

Anterior
Anterior

Té madrugada 3

Siguiente
Siguiente

Té madrugada 5