Té madrugada 144

 
 
 

Lo que hace más bonitas nuestras madrugadas, entre otras cosas, es que tenemos los mismos años y necesidades similares de sueño. No es un joven que duerma más que yo ni un viejo que dormite un par de horas. Cuando nos acostamos temprano, apenas asoma una línea de luz sobre el horizonte negro y ya estamos haciendo un té, comentando lo que dejamos la noche anterior en el tintero. 

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