Té madrugada 133

 
 
 

Jugamos como niños a la campaña de vacunación, persiguiéndonos por los pasillos de un hotel en el que seguramente incomodamos a los otros huéspedes. No nos damos cuenta: somos adultos enfiestados que en la madrugada celebran la hazaña de encumbrar una montaña. El alcohol y el cansancio nos devuelven a la infancia en que somos, con menos inocencia, la enfermera y el doctor.

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