Té madrugada 129

 
 
 

Los bebés, las semillas, las ideas se desarrollan en el silencio de la oscuridad: protegidos del mundo en su primera fase. Las  madrugadas recuerdan ese misterio, el cascarón oscuro  y silente donde todo es posible, donde crecen la vida y los milagros. Pero hemos perdido el respeto a la negrura con luces encendidas y ruidos. Quizá por eso, a veces el mundo amanece con menos brillo.

Anterior
Anterior

Té madrugada 128

Siguiente
Siguiente

Té madrugada 130