Té madrugada 128
Hay madrugadas en las que peleo conmigo misma durante horas. Sé que si me levanto por una cobija podré volver al sueño ya sin frío. Pero temo que al salir de la cama me despierte por completo y no vuelva dormir en lo que queda de la noche. Así, en una discusión sin ganador, avanza la noche sin cobija y sin descanso. Finalmente pongo otra manta sobre la cama. Pero la hora de levantarse se acerca y solo me queda esperar la mañana en una tibieza que lamento no haberme darme antes.