Té madrugada 112

 
 
 

Durante tres noches seguidas no supe lo que fue la madrugada. Tenía los pies hinchados, ampollados y un agotamiento que no me permitió abrir el ojo hasta el momento de despertar. Noches de un solo bloque, estáticas, en las que no sucede nada. Preciosas y desconocidas. Me doy cuenta de que sólo en ese estado físico es que mi mente se atreve a descansar.

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