Té madrugada 88

 
 
 

Mi madre leyó el Té Madrugada de la semana pasada y me acusó de parcial. Es cierto que pasamos largas tardes en el hospital con té y gelatina, pero también que un par de veces nos entretuvimos con damas inglesas y continental. Más cierto aún que en ambos juegos de mesa me barrió como las grandes, cosa que omití contar. Así que, para hacer honor a la verdad, admito que mientras todo eso sucedía, ella tuvo el consuelo de salir  invicta.

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