Té madrugada 86

 
 

Aquí la madrugada es blanca. La luna abrillanta la nieve sobre las montañas y el horizonte. Escribo guarecida en una cabaña de madera, con la chimenea encendida, donde el frío no es incómodo: solo una visión de lo que sucede afuera. Todo es parte de una imagen de tarjeta postal: la luna, el pueblo y sus casas de dos aguas con los techos albos, el gogón, la escritora, el zorro que ahora corta el paisaje con su andar. La luz de cada copo ilumina mi cara y la taza de té que me acom

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