Té madrugada 35
La madrugada en un aeropuerto no es la noche ni el día. Es una maniobra a deshoras para tomar un vuelo cuyo registro empieza cuando todavía no está cerca la salida del sol. Hay gente que hace fila con cara de sueño, casi en pijama, otros lucen ya bañados y activos. El aeropuerto es tierra y tiempo de nadie, un espacio amorfo, nebuloso, que sólo adquiere sentido mientras se espera el viaje, con la mirada fija, con un té en la mano.