Té madrugada 28

 
 
 

Llego al departamento en la madrugada. No quepo en la casa, en la cama, en mí misma. Me descompone pasar una noche afuera por motivos de trabajo en una junta interminable, incomprensible. Sirvo algo de comer, que ya no sé si es desayuno o cena. Lavo mi cara y no sé si untar la crema de día o de noche. No sólo estoy cansada, tampoco encuentro el sentido. Me recuesto sobre el sillón, me dejo ir. La noche es una promesa que se ha ido. La mañana es una promesa que todavía no llega.

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