Té madrugada 161
Miro tu torso desnudo mientras bebemos té en la cama. Con tinta negra uno los lunares de tu pecho y tu estómago: las líneas dibujan una constelación antes invisible. Si como es arriba es abajo, supongo que en algún lugar del universo las estrellas están dispuestas de la misma manera que como han quedado frente a mis manos, en tu cuerpo. Este es mi cielo, escribo, con la letra chueca y de derecha a izquierda para que puedas ver en el espejo lo que he hecho en tu piel, lo que has hecho en mi vida: proveerme de una bóveda celeste.