Té madrugada 155
Todas mis madrugadas son en una cama caliente, acompañada o sola, en lugares privilegiados. No sé lo que es la madrugada a media calle, en la pobreza, sobre una hoja de cartón. También ignoro lo que es no dormir por la punzada de una adicción. Mucho menos sé lo que es despertar bajo un bombardeo, la influencia de una peste, el frío que quiebra los huesos. Mis madrugadas, cada una de ellas, son un milagro por todo lo que no son.