Té madrugada 150
Hay un hueco por el que puedo entrar en mí misma: una ranura plateada que se abre de noche, cuando todos duermen, y solo entonces puedo escuchar lo que me vive dentro. Una puerta que se cierra mientras trabajo y hago las cosas de todos los días. Una puerta que trato de expandir cuando me siento a escribir y que recuerdo como un sitio generoso al que llegué en la madrugada.