El bautizo cibernético

 
 

El nombre de pila nada tiene que ver con la voluntad y elección de quien lo lleva; a pesar de ello cargamos con la tradición, el peso y su destino toda la vida. Nombres sencillos, compuestos, horribles, excéntricos, de moda, son otorgados a todos los niños que respiran en este planeta. Cuando nos damos cuenta ya fuimos bautizados, registrados bajo la ley civil, la de algún Dios, y alguien cercano ya nos puso un mote. Las razones de nuestro nombre son variopintas y van desde el santoral, la tradición patria, los malentendidos, la herencia mitológica, el linaje familiar, la memoria de los muertos, los amados, los admirados, la promesa a un santo o virgen, y los errores notariales. A Paloma, hija primogénita de una Paloma, nieta y bisnieta de Palomas, le dicen Nena en su casa, Pájara en la primaria, su novio la llama Chiquita, a ella le hubiera gustado llamarse Jennifer. A Fernando le dicen Nando, Coco, Fer y el púas en el colegio. ¿Y qué puede hacer uno contra eso, sino aguantarse y llevar con la mayor dignidad posible la palabra con que nos llaman? Seudónimos, alias, sobrenombres, son formas en las que nuestra existencia es registrada por otros. Ernesto Guevara decía que uno se llama como le dicen, así que terminó llamándose Che.

El origen del bautismo cristiano inicia claramente cuando Jesús dice a sus apóstoles “Id pues y enseñad a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del padre, y del hijo y del espíritu santo” (Mateo 28: 9) Se trataba de dar la bienvenida a los adultos conversos a la nueva fe. Pero fue hasta el siglo II con San Agustín que entonces no era santo, sino papa, que se convierte en obligatorio para los bebés.

 Gracias a la tecnología, la opción de bautizarse de nuevo con la apertura de una cuenta de correo electrónico es una posibilidad cada vez más generalizada que permite trazar y hacerse responsable del destino que elegimos. Se trata no sólo de optar otro nombre, sino de invocar a los espíritus de la transformación con el poder de la palabra y crearnos de nuevo.

         Cuando la gente escoge su correo electrónico no dejo de sorprenderme ante las elecciones que hacen. Los más conformes con su vida o los menos creativos, eligen su nombre de pila, pero al toparse con  homónimos, la ley bautismal del servidor les obliga a hacer distintas combinaciones. Mari Carmen Pérez, por ejemplo, puede ser maricarmenperez , todo junto y en minúsculas, marcape o pemarca en su defecto, pero cuando ya existe ese registro hay que añadirle un guión bajo o un número. Hay quienes se tratan con cariño: Alma González abre la cuenta bajo el nombre de almita, Gustavo bajo el nombre de Tavo. Otros, felices con la vida, oficializan su mote y antes de la arroba nos encontramos con chinitas, güeras, nenas, negros. Como si este fuera un país de lectores, es sorprendente ver que todos los servidores incluyen direcciones a nombre de Borges y Dostoyevski, y ni hablar de los Pedro Páramo, Pedro Páramo 69, Pedro Páramo guión bajo dos mil. Las historietas dejan de ser ficción cuando hombres araña y mujeres maravilla escriben correos electrónicos que está ahí para hacer realidad nuestras fantasías junto con los latinlovers, los amanteyamigo, tuyosiempre, y un larguísimo etcétera. Hay nombres al estilo apache: nube blanca, fantásticos al estilo drácula, o tan inexplicables como fuga44. La fantasía mitológica pulula en las direcciones de gente menor que quiere alcanzar un estatus divino: afroditas, dianas, isis, odines, neptunos, cronos, envían y reciben correo al por mayor. Cada quien según sus anhelos y sus complejos. Lo importante es que el correo electrónico, entre otras ventajas, da la oportunidad de inventarnos al momento que nos iniciamos en la fe del ciberespacio.

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