El monstruo pentápodo de Liliana Blum

Esta historia incomoda desde la primera hoja y sin embargo se sigue página tras página. Ya sabemos lo que va a suceder, se anuncia desde la contraportada. La literatura también tiene una función social y cada vez más las escritoras se ocupan de visibilizar la violencia. La construcción de este espanto se teje en una estructura paralela que intercala dos voces. Un narrador omnisciente nos cuenta la vida de un hombre deprimido a punto del suicidio que recupera su entusiasmo gracias a la visión de una niña; una fascinación que lo ocupa a todas horas y que se convierte en el motor de sus fantasías. Por otro lado, las cartas de una mujer enamorada de alguien que la maltrata y abusa emocionalmente de ella nos da el punto de vista de quien es víctima, victimaria y héroe a la vez. Quizá porque no se oye directamente la voz de la víctima principal es que se puede leer y avanzar por este triángulo amoroso (por llamarlo de alguna manera): en el vértice, un hombre que desea una chiquilla y que es amado por una enana.

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