47. Leer Al unísono

 
 

Leer Al unísono

Hace mucho dejé de hablar de LA infancia, LA familia, LA mujer. Existen millones de formas, literalmente, de vivir los primeros años, de entender lo femenino, de comprender los acontecimientos, de contar historias. Todas son correctas en el sentido de que aportan aproximaciones sucesivas.

Por ello es pertinente hablar de LAS MUJERES dando espacio a la pluralidad de realidades y sentires, explorando más lo específico que lo genérico. Ese es el mérito de Alunísono, un audiolibro ideado por la agencia Page y grabado el mes pasado con catorce autoras hispanohablantes de Colombia, Madrid, Chicago y varias ciudades de México.

Una de esas muchas formas de ser mujer tiene que ver conmigo, mexicana, de 59 años, profesionista independiente, sin hijos, en una relación monógama y estable. Seguramente represento un segmento y también una minoría, sé que mi voz es también, con sus matices, la voz de otras.

Estoy consciente de que posiblemente viva cinco sexenios más en un país que adoro y que requiere como nunca la participación ciudadana. Pero también sé que la finitud es una realidad. Estoy en la edad de acompañar a los padres en su larguísimo adiós, es este momento asisto más a entierros que a bautizos y bodas. Y también estoy al principio de otra etapa. Según el INEGI, 14 millones de mexicanos somos mayores de 60 y de esos, el 51% somos mujeres. ¿Las 7 millones 140 mil mexicanas estamos en situaciones similares? Sí y no.

Ser mujer a los 60 en este país reúne varias aristas además del género y los años. Están también las condiciones sociales y laborales, y sobre todo el contexto histórico de esta nación que por primera vez será dirigida por una mujer de más de 60 años.

Me pregunto si nuestras candidatas a la presidencia usan reemplazo hormonal para llevar ese ritmo de vida, si hacen ejercicio para subir y bajar de podios sin dolor articular, si viven sus padres y quién los cuida, si pueden contener las crisis de sus hijos sin importar los años que tengan, si toman faciales para abrillantar el ánimo del rostro, si tienen un minuto para decirle a sus parejas lo que significan para ellas. ¿Sus circunstancias son parecidas a las mías, son ellas mi modelo?

Entiendo que ante el enorme reto que tienen enfrente todo lo anterior pasa a segundo término. Cuando hay un deseo mayor el cuerpo saca fuerzas de la flaqueza y el tiempo se ensancha. Lo que tienen esas mujeres es un enorme propósito: ganar la presidencia de un país que requiere un trabajo mayúsculo. Lo que tienen ellas, lo que necesito yo, lo que necesitamos todas, permítaseme la generalización, es un enorme propósito. Quizá ahí reside la estrategia para las mexicanas de 60 años: encontrar un sentido que vaya más allá de nosotras mismas y de preferencia a favor de nuestro país.

Nuestro país nos necesita en la casilla electoral, en una sociedad civil activa, dando palabra y voz a nuestras necesidades y sueños porque sin patria no podemos ser ni crear nada. Para mí en este momento ser mujer de 60 años implica colaborar con la patria… Escucha el texto completo en Alunísono y goza de las voces de otras autoras.

Edmée Pardo para Opinión51

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