69. Leer el violentómetro
Leer el violentómetro
Hace unos días fui al teatro a ver la obra Hilos en done al final entregaron un separador de libros que tiene impreso el violentómetro. ¿Cómo se lee?, me pregunté y que mejor que el contexto del 8 de marzo para responder esta interrogante.
Primera novedad, al menos para mí, el violentómetro es un invento 100% mexicano, salido de una investigación del Instituto Politécnico Nacional en 2009, en el que se encuestaron a 14 mil jóvenes de entre 15 y 25 años, nivel medio y superior, para conocer el modo en que establecen sus relaciones amorosas. Los resultados revelaron la normalización de la violencia como una de las formas del cariño, la atención y el amor. La violencia física que se manifiesta a modo de juego, y la violencia psicológica que se manifiesta en celos, amenazas, llamadas contantes al móvil, las prohibiciones en la forma de vestir, son aceptadas como modo natural de relacionarse con los novios, los “frees”, las parejas, los galanes, con los “michavo” o con quienes “tenemosonda”.
Entiéndase por violencia el conjunto de comportamientos que causan daño emocional, psicológico, sexual o económico a una persona dentro de una relación interpersonal, pero especialmente en el contexto de pareja. Puede aplicarse a violencia entre familiares, colegas laborales, vecinos… Esa violencia por lo general crece de manera progresiva y puede llegar a ser mortal.
Fruto de ese trabajo se diseñó el violentómetro para generar conciencia de lo que sucede, y que hoy ya ha sido adoptado en distintos países como como Venezuela, Chile y Francia. Se usa en campañas de prevención como una estrategia para educar y evitar la violencia de género. Se ha traducido al chino, náhuatl, tlapaneco, mixteco y euskera, entre otros, adaptado a diferentes contextos culturales y lingüísticos.
En el violentómetro se enlistan 30 conductas o actitudes de manera vertical y ascendente divididas en tres zonas. La zona amarilla incluye las bromas hirientes, los chantajes, las mentiras, los celos, descalificar, ignorar y ridiculizar, casi casi como una mala relación entre los hermanos, y se sugiere tener cuidado.
La zona naranja sube de intensidad y se invita a reaccionar y alejarse de acciones como el insultar, intimidar, destruir objetos personales, manosear sin consentimiento, golpear jugando.
En la zona roja ya francamente se necesita ayuda profesional debido al abuso sexual, amenazas de muerte, mutilación, golpes y asesinato. Una de las maneras de pedir ayuda es con la seña de auxilio creada por la Canadian Women's Foundation en 2020, durante la pandemia, para que mujeres en peligro pudieran pedir ayuda de manera discreta en videollamadas o en público y que consiste en levantar la mano con la palma hacia afuera, doblar el pulgar hacia la palma y cerrar los dedos sobre el pulgar, como si se hiciera un puño. El mundo se ha sorprendido cuando una modelo o cantante, en pleno escenario han hecho el gesto. Si estás mujeres tienen que pedir ayuda porque no encuentran cómo ponerse a salvo, qué sucede con las otras.
Algo que me impresiona tanto del violentómetro como de la seña de auxilio es que ambos llamados son silentes. Información que viaja discretamente y no busca estremecer como sucede con otras alarmas. Ni siquiera sé qué pensar de eso.
Edmée Pardo para Opinión51