77. Leer la denuncia

 
 

Leer la denuncia

Para que las historias sucedan se necesitan dos fuerzas que las impulsen, protagonista y antagonista les dicen en términos dramáticos. En este caso la protagonista, a los 45 años, amanece con la certeza de que la realidad es producto de la mente que la crea, como lo explica el libro El secreto; que existen saltos cuánticos y universos paralelos donde ya está “mi yo del futuro”; que hay que esperar lo inesperado; de que hay momentos en que el universo confabula a favor propio. Y en este mismo caso, el antagonista se ofrece como un milagro materializado. Ambos personajes se encuentran en Instagram, en un anuncio con rostro y voz del conocido inversionista del programa Shark Tank, Arturo Elías Ayub, para enseñar, a quien lo desee, a invertir como verdadero tiburón. Solo hay dar click a la liga y entrar a un grupo de WhatsApp, misma cosa que hizo el domingo 20 de julio de 2025.

Dicho grupo, compuesto por 176 miembros, se llama 2102-Punto y se describe como grupo de inversión en acciones Punto casa de bolsa y está lidereado bajo el nombre del Profesor Arturo Bris, profesor en finanzas y director del Centro de Competitividad mundial IMD (5511970454). La protagonista observa silente la dinámica de ese chat en donde diariamente el profesor Bris explica que los inversionistas minoritarios tienen muy pocas posibilidades de alcanzar objetivos importantes, que cuando estos inversionistas se suman a una institución como Casa de Bolsa, las ganancias crecen por la sólida base que las respalda, que al comprar acciones en bloque se obtiene mejor precio y por eso las ganancias aumentan. La protagonista, con licenciatura en historia, escucha una narración convincente y se anima a escribir en privado a un miembro del grupo, Rosa Elena (3111956154), cuyo ícono es un corazón de rosas. Le dice que es nueva en el grupo, que necesita apoyo, cuestiona si le ha ido bien, si ha ganado. La participante confiesa que ella empezó con 20 mil pesos, que ha ganado 40 mil en dos meses siguiendo todas las indicaciones; manda un pantallazo de un depósito bancario a su cuenta. Le dice que ella no la podría guiar, pero que en su opinión es seguro, que mejor se comunique con la asesora del grupo: Laura Toledo (5512305392). La protagonista consulta con otro participante del grupo, Carlos Ramírez (2411341934) que narra algo similar. Se da a la tarea de investigar sobre el profesor Bris y se siente afortunada de que sea él mismo quien dirija su aprendizaje; averigua que Punto casa de bolsa es una subsidiaria bursátil del grupo Elektra con muy buenos rendimientos. Dos días después decide que es momento de dar el paso y escribe un mensaje a una guapa ejecutiva mexicana con un dejo de suavidad, según la foto de WhatsApp.

Es la protagonista quien directamente, y sin presión de nadie, escribe un mensaje a Laura Toledo, diciéndole que quiere participar y que por favor tengan una cita por zoom para que explorar algunas dudas. Laura, su asesora personal, ofrece una llamada telefónica de 8 minutos con 45 segundos donde responde con presteza todo lo que la protagonista pregunta: protección de datos personales, cómo se cierra la cuenta, cómo se retiran las ganancias, cómo se reportan las ganancias a hacienda, cada cuando le dan las constancias de retención, cuánto riesgo hay...  Laura responde casi con el cariño de una maestra de primaria, respalda sus palabras con pantallazos de gráficas y números de información financiera que la protagonista no entiende a cabalidad. “Somos mujeres y estamos juntas en esto. Gracias a los avances de la tecnología y a nuestra guía en unos meses tendrás el ahorro con el que nunca soñaste”.

Laura adjunta un formato para inscripción, esperan un día para autorización de su cuenta, envía un enlace directo a la casa de bolsa para que ella misma abra su cuenta en https://mx.puntoonline.vip. La protagonista sigue las indicaciones paso a paso y de pronto ya tiene la cuenta con su nombre completo, ID 817260,  RFC y está lista para invertir 15 mil pesos, lo que podría perder si es que esto no funciona. Recuerda que hay gente que se ha hecho millonaria en la bolsa y también gente que ha perdido todo. Laura envía la imagen de un certificado de la Comisión de la Bolsa de Valores, que es una carta de autorización para cuenta comercial en el mercado primario, para depositar a nombre de Punto como institución, en el banco Kuspit, con clabe interbancaria 653180003810285185. 

Mientras la protagonista hace los trámites vía su teléfono, Laura Toledo escribe: “A qué te dedicas”,  “soy historiadora”, responde la protagonista, “Felicidades aquí casi todas nuestras alumnas son empresarias, se ve que estás dispuesta a aprender cosas nuevas”.  

La protagonista se va a dormir dando gracias a Dios porque los milagros existen y somos las mujeres quienes los creamos.

II.

Amanece el  Whats App del grupo 2102-Punto (Grupo de inversión en acciones) con un mensaje sobre el derecho a la riqueza que remata con una frase contundente: “que cuando tus padres estén enfermos, no solo puedas darles lágrimas; que cuando tus hijos necesiten volar, no solo puedas darles apoyo moral; que cuando tú veas el futuro no lamentes el tiempo que perdiste. Hoy es un gran día para invertir.” La protagonista se felicita por esta nueva puerta que se abre en su vida:  finalmente empieza a conocer gente que mira el dinero desde la conciencia de la plenitud y no con afán acumulativo. Durante el día le escribirá a Laura Toledo para ver cómo va todo, pero a las doce en punto Laura invita a que revise su cuenta institucional y la pantalla que ayer decía 15 mil pesos hoy dice 19,450. En un solo día la protagonista ha ganado 4,450 pesos gracias a las estrategias de inversión. Para estar segura de que todo esto no es un fraude, retira 4,450 pesos de la cuenta que de inmediato aparecen en la suya.

A los pocos minutos el profesor Bris abre una oferta única un fondo con 120% de ganancia en 24 horas. La protagonista sabe que arranca con fuerza esta nueva época de su vida. Ya le habían dicho que la vida empieza a los 40. Laura Toledo explica que ese beneficio es con inversión mínima de 50  mil pesos y Laura tiene 30 mil pesos que puede mover a la casa de bolsa. No lo piensa, hace la transferencia SPEI y en menos de 10 minutos envía el comprobante a Laura quien responde: “Veo en ti a una mujer decidida y fuerte”. A la protagonista se le llenan los ojos de lágrimas, muy poca gente reconoce sus esfuerzos y empuje; tendrá que encontrarse con Laura para agradecerle, sus oficinas están en Insurgentes Sur, muy cerca de donde ella vive. 24 horas después la cuenta institucional que marcaba 50 mil pesos ahora marca 110 mil pesos. El corazón de la protagonista se acelera, necesita compartir este conocimiento con sus amigas que tanto batallan para la colegiatura de los niños, pagar la tarjeta, la renta… Le comenta a Laura que cobrará los 50 mil de ganancia y seguirá invirtiendo con los 50 mil de base. Hace los mismos movimientos para retirar el dinero, pero el dinero no llega a su cuenta y no llega y no llega y se caen los milagros, las certezas de que la mente crea la realidad, de que la abundancia se genera con una visión clara y aparece su imagen en un espejo donde lee las palabras codicia, ambición, ingenuidad, estupidez, vergüenza. La protagonista está llena de vergüenza. Desde su computadora entra a la página de Punto Casa de Bolsa y lo primero que se despliega es un anuncio precautorio: EVITA FRUADES. Después pregunta a Google si Punto Casa de bolsa es un fraude y la respuesta es: “No, Punto Casa de Bolsa no es un fraude. Es una casa de bolsa regulada en México y forma parte de Grupo Elektra. Sin embargo, existen intentos de fraude que utilizan su nombre para engañar a inversionistas, especialmente a través de grupos de WhatsApp”.

La protagonista está tan arrepentida, tan dañada, que ni si quiera tiene ánimo para la rabia, para la denuncia. Solo tiene fuerza para llorar en el hombro de su amiga escritora que conoció en un retiro de meditación. La escucho con atención y me asomo a su teléfono, un historial que hemos resumido en 92 capturas de pantalla. A toro pasado es claro que era un fraude, cometido a fuego lento, sin coerción y con las habilidades de un ilusionista. Pero en el momento, apoyado por las historias que ella se cuenta, era la simple manifestación de un milagro. No deja de sorprenderme la inteligencia y la infraestructura usada a favor de la maldad, los resortes que nos hacen tomar decisiones tan desafortunadas, la ceguera provocada por una falsa esperanza. Le cuento mi historia: yo también caí hace 16 años, fraude por teléfono, el día que nació mi sobrino y quise creer que era la torta bajo el brazo. Con mis propios pies fui y deposité al Oxxo en un estado casi de trance hasta que caía en cuenta de lo que estaba haciendo. No lo reporté porque sentí que, más que denunciar a los criminales, evidenciaría mi estupidez. También estamos hechos de errores, le digo, y en algún momento tendrás que aprender y perdonarte. Hago un par de búsquedas en internet y confirmo que no es la primera. Sugiero que  haga una denuncia  formal a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, al correo  atencion@cnbv.gob.mx, y a la  Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) , asesoria@condusef.gob.mx, con capturas de pantalla, nombres y teléfonos de los involucrados (que es de donde saco los nombres y números que aquí comparto); que levante una Denuncia Penal, a ver si puede recobrar algo de su dinero porque de perder 15, perdió 50… ninguna conocemos a una abogada y estamos a fin de mes. Ella solo tiene vergüenza por haber caído, por haber hecho algo tan tonto, por haber tirado su dinero, por ser tan ilusa, por casi embarcar a más personas, se dice pendeja en voz alta muchas veces, dice que no podría darle la cara a nadie con esta vergüenza. La ayudo a redactar correos. Pregunto si puedo escribir una nota para mi columna, es importante comunicarlo para tratar de evitar que alguien más caiga, y esto es lo que hago ahora.

Edmée Pardo para Opinión51

Siguiente
Siguiente

76. Leer las matemáticas