33. Leer la energía y medir las palabras

 
 

Leer la energía y medir las palabras

¿Y ese aparato cómo funciona?, inquiero a la amiga quien me habla del Healy, lo último de lo último en medicina alternativa. Te lee la energía. Casi me da el soponcio. Ahora resulta que la energía se lee y que, claro, soy analfabeta.

El Healy es un dispositivo de medicina cuántica, lo que sea que eso quiera decir, que recibe las frecuencias energéticas del cuerpo y emite otras en busca de su balance. Es decir, no lee, sino que mide (fiu) y responde a esa medición, aunque el resultado sea una historia no producto de una narrativa sino de la relación de ciertos datos y los cruces de información que generan.

Rectifico las palabras de mi amiga, el diagnóstico que genera el Healy es producto de una medición que algunos llaman lectura. Me pregunto ¿cuál es la diferencia entre medir y leer?, ¿por qué siendo cosas tan distintas las confundimos? ¿Cómo es que en nuestro imaginario leer y medir se han convertido en equivalentes? La lectura del medidor de luz, el peso de las palabras, la lectura del fotómetro (para medir el cloro), la altura de su discurso…

Según el oráculo de nuestros tiempos, el chatgtp, “Leer se refiere a la comprensión y adquisición de información a través de la interpretación de un texto hecho de palabras y medir se enfoca en obtener valores numéricos para cuantificar una magnitud o característica específica de un objeto o fenómeno”.

Lo que sucede, según mi hipótesis, es que a ambas las antecede y las explica una historia (una serie de acontecimientos hilados) y que pronostican el desarrollo de otra: eventos en un devenir próximo. Y lo fácil, aunque inexacto, como relacionamos historias con palabras, ya sea que se trate de números, letras, o frecuencias, decimos leer.

¿Se puede leer la energía?, pregunto al oráculo. Me sale peor el caldo que las albóndigas. Confirma que la lectura de energía (térmica o eléctrica) en el campo científico es una forma de llamar a la medición y que se hace a través de ciertos equipos, o sea no es una habilidad personal. Pero que en ambientes esotéricos hay personas que afirman leer la energía emocional y biológica de una persona a través de las vibraciones. Y ¿cómo se leen o perciben esas vibras? Con la intuición. Antes a eso se le llamaba ser perceptivo, tener la antena parada para inferir el ambiente o el ánimo de alguien. A lo que hoy se llama leer el chi. Y ese sí es un idioma que no hablo, no leo, no aprendo.

Leer, medir, percibir, descifrar, adivinar, analizar, deletrear, dilucidar, interpretar, examinar son verbos absolutamente distintos, que requieren habilidades y pre conocimientos diferentes para emplearse, pero que pueden usarse para lo mismo: construir una historia y compartirla. Si lo que nos hace humanos es compartir historias, tejernos, crear identidad y comunidad a partir de las historias que consumimos y reproducimos, sean bienvenidas todas las formas de lectura que finalmente lo que siempre estamos buscando es crear lectores.

Edmée Pardo para Opinión51

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