27. Leer según la pediatría

 
 

Edmée Pardo y Marilú Acosta

Conversando con Marilú Acosta sobre mi texto pasado que habla del paralelismo entre recomendar un libro y recetar un paciente, ella que es médica y literata, me recordó (más bien me informó) sobre aquella campaña de consultar al pediatra sobre qué títulos leer en familia, buscando aumentar el promedio poblacional mexicano que lee un 1.6 libro año. Y en ese diálogo se escribieron en el aire las primeras líneas de este texto a cuatro manos.

Efectivamente, en 2017 se pone en marcha la campaña Leer para estar bien, utilizando a los pediatras como promotores de lectura. ¡No hay mejor medicina que un cuento! Decían (yo creo que el gobierno actual se lo creyó, por eso no compró medicamentos pediátricos, ni si quiera los oncológicos). Acércate a su pediatra, él sabrá cómo ayudarte. Decían. Recuerdo haber visto los carteles en las paradas de camiones. Pediatras recetando (recomendando) libros, como si los pediatras tuvieran tiempo de leerle a sus hijos y olvidando que la adherencia al tratamiento (farmacológico) no rebasa del 50% en el mejor de los escenarios.

La sed de recomendación de libros es insaciable. No basta nuestro criterio, basado en la intuición y el (des) conocimiento; no basta con saber que el promedio de bateo es el que cuenta y que en la lectura, como en todo, el camino y no la meta es lo que cuenta; en el área de los libros queremos certezas absolutas. Quizá sea porque somos un país poco lector, cuyo promedio poblacional lee un 1.6 libro año y la mayoría de los lectores incipientes no se va a dar el lujo de desperdiciar su única bala. Un único tiro al año, pero certero. Quien recomienda tiene que ser mejor arquero que Guillermo Tell si quiere contribuir a subir ese .6 en una cifra cerrada.

Edmée Pardo para Opinión51

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