Anclada
Ha pasado que una mujer bebe hasta perder el sentido. Al día siguiente despierta en una cama que no es la suya; desconoce el olor de esas sábanas, la habitación. Junto a ella nadie duerme, no oye ruidos. Adentro la perfora una máquina. La mujer quiere saber dónde está, cómo llegó ahí, si usó condón. No puede ponerse de pie.
Su cuerpo es un yunque hundido en el alcohol. Está anclada a esa cama sin nombre, sin huellas, sin respuestas.