El joven (el hombre joven)

 
 

Es la primera noche que el joven pasa en su departamento recién alquilado. De mobiliario solo cuenta con una cama. El joven, por el cambio, la incertidumbre, lo desconocido del lugar, no puede dormir. La situación le molesta. Que no pueda sentarse a ver televisión o cocinar se entiende por la falta de sillón, televisor, estufa y enseres; pero que no pueda dormir habiendo cama, le enfada.

Apela a los trucos de infancia: contar borregos. Un borrego, dos borregos... cien borregos. No sirve. Una mujer desnuda, dos mujeres desnudas... se le paraliza el corazón. Algo más tranquilo, se sugiere: una mariposa, dos mariposas, cien mariposas, mil mariposas. El joven siente asfixia. Abre los ojos y su cama es Angangeo mismo, donde corren borregos, mujeres desnudas y millones de mariposas monarca. Entonces abandona su casa y huye a un hotel. En todas las habitaciones encuentra balidos, pubis al aire o alas doradas. Regresa a su departamento con un paquete de somníferos. Cierra los ojos y una avalancha de tabletas lo aplasta.

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