Té madrugada 209

 
 
 

Me despertó la ausencia de electricidad. Fue como si de pronto se silenciaran los intestinos de la casa. El ruido constante, casi imperceptible, del refrigerador, el teléfono, el regulador de la computadora, el televisor, dejaron de existir y tanto sigilo me alertó. Tardé en comprender lo que sucedía. Este es el verdadero silencio de la noche, entendí, y volví a dormir.

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