Té madrugada 58

 
 
 

Tengo todo empacado: mañana regreso a mi casa, a mi cama, a mi almohada. Es la última noche que paso aquí, con los muebles que definen los hábitos de esta temporada cuando me despierto para ir al baño, cuando acciono el ventilador, cuando amanezco con la luz del sol filtrada por la palmera de la ventana. Cambiaré los sonidos de los insectos y el aire por los de la calle y los  motores; cambiaré el pijama corto por uno más largo. Ya no habrá madrugadas marinas como ésta, sino las citadinas, que vivo con un té en la mano, cerca de ti.

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