Té madrugada 119
Mi hermana vive junto a un kínder y durante el día escucho las canciones y las risas de los niños. Sin ningún esfuerzo sonrío a cada rato como respuesta a las expresiones de mis pequeños vecinos. Cuando voy a dormir, echo de menos sus sonidos, pero pienso en sus padres e imagino la tranquilidad que sienten al saber que sus hijos están con ellos y duermen serenos en sus camas. Ese es mi consuelo esta madrugada.