Té madrugada 117

 
 
 

Mi sobrina vino a comer y eligió con cuidado el té para tomar en la sobremesa: olimos distintas latas, escogimos jarra y tazas, y esperamos los minutos exactos para la infusión. Cuando lo sirvió, la mitad del líquido, a falta de experiencia en el cálculo del pico de la jarra, fue a dar a la mesa. Nos reímos y ella me dijo: ya tienes de qué hablar en tu té madrugada: cuando el té humedece los manteles hace figuras divertidas en el corazón.

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