Té madrugada 116

 
 
 

Fui a la cocina para prepararme un té. El resplandor que se filtraba por la ventana hacía que la negrura de la noche tuviera sombras claras. Pude distinguir los muebles y los trastos sin necesidad de encender la luz. Bebí mi té casi a oscuras, mirando la silueta de una orquídea morada que vive en el centro de mi sala. Entendí que la grisura de la madrugada a veces tiene más claridad que la mañana.

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