Té madrugada 115

 
 
 

Sabemos que el otro no duerme porque la respiración de ninguno viaja de un lado al otro de la cama. Estamos quietos, en vigilia y en silencio, esperando que llegue la mañana. Hace mucho calor para preparar un té, tampoco estamos de ánimo para empezar una conversación. Cada quien deja que el otro siga a solas su proceso, tenemos de cómplice a la madrugada. 

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