Té madrugada 103

 
 
 

El despertador aún no suena, pero nosotros ya estamos arriba; encendemos la estufa para que hierva el agua, alistamos el baño y afinamos los últimos preparativos para el viaje. Las maletas están cerradas y, ya vestidos, bebemos el último té de la temporada. Nos separaremos veinte días, cada uno con sus madrugadas a solas, sus fantasmas y sus soles en otro lugar del mundo, a distintas horas. Nos reencontraremos. Dejamos limpias las tazas que nos esperan. 

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